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Si llevas la infancia contigo

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La pandemia llegó al Perú sin que estemos preparados para enfrentarla. Pero, más allá de los malos manejos políticos, gubernamentales y el sistema de salud tan limitado y defectuoso, a nosotros los maestros y maestras también nos llegó inesperadamente.

Cuando se suspendieron las clases hasta el 31 de marzo del 2020, pensamos que solo iban a ser dos semanas y regresaríamos, pero no fue así, y seguimos esperando ese reencuentro hasta hoy.

Sabemos que la primera infancia es la etapa más importante de los seres humanos, pues en los primeros años de vida se establecen las bases madurativas y neurológicas del desarrollo, en el aprendizaje, en el desarrollo social posterior y teniendo en cuenta que las experiencias de los niños en los primeros años son fundamentales para su progresión posterior y su futuro adulto.

Como maestras y maestros tenemos esa gran labor de guiar y fomentar este desarrollo a través de nuestra enseñanza e influencia, que probablemente trascenderá en próximas generaciones. Siempre escuchamos las palabras de una persona adulta: “me acuerdo de mi miss del jardín”, cómo nos decía y hacía tales cosas, o que sus clases eran muy divertidas.

Ahora mismo, a consecuencia de todas estas circunstancia epidemiológicas, nos hemos convertido en maestros y maestras a través de la virtualidad, una pantalla nos separa de muchos gestos, actitudes, semblantes, movimientos, muecas que tendrían un toque significativo mayor viendo en persona las caritas de nuestros pequeños estudiantes.

Recordando algunos extractos de un poema de la gran Gabriela Mistral titulado “Botoncito”

Yo tenía un botoncito
aquí, junto al corazón.
Era blanco y pequeñito
como el grano del arroz.

De la luz lo defendía
en la hora del calor.
Yo tenía un botoncito
apegado al corazón.

Fue creciendo, fue creciendo
y mi sombra la pasó.
Fue tan alto como un árbol
y su frente como el sol.

Fue creciendo, fue creciendo
y el regazo me llenó;
y se fue por los caminos
como arroyo cantador.

Ese botoncito sería nuestra propia infancia, las experiencias que llevamos hasta estos días y todo lo que somos. Es así que por todo lo vivido en esta etapa, el autor Tom Stoppard dijo: “Si llevas la infancia contigo, nunca envejecerás”.

Más allá de nuestra edad cronológica, como maestras y maestros de educación inicial nunca envejecemos, puesto que siempre estamos pensando como niñas y niños, planificando las actividades de movimiento, de coordinación motora fina o gruesa, usando nuestra creatividad para contar un cuento, preparando material, creando fondos virtuales y usando los mejores programas de edición y creación, capacitándonos para que la enseñanza en una aula virtual cumpla su propósito y para que ese botoncito junto al corazón nunca se desprenda. Probablemente por esta profesión seamos los adultos más felices, al llevar la infancia siempre con nosotros.

Los maestros y maestras de educación inicial de hoy hemos revolucionado nuestros ambientes personales, escritorio, sala, habitación para darle lo mejor a nuestros pequeños estudiantes, la mejor remuneración y recompensa siempre será una vocecita al final de nuestras clases diciendo: “Miss te quiero mucho, te mando muchos besos…que Dios te bendiga Miss”.

En la primera infancia, donde las experiencias son las más valiosas y recordadas, a pesar de esta situación particular de virtualidad, estamos guiando, creando y acompañando una generación distinta e inigualable. Ahora nuestros pequeños estudiantes se han vuelto mucho más expertos con la tecnología de lo que eran. Hacer una clase con niños de 2 a 5 años en la virtualidad era impensable, pero el ser humano al poseer esa gran capacidad de adaptación, queda como protagonista la tecnología en la vida prescolar.

A pesar de todos los cambios, siempre esta etapa será la más trascendental en la vida de una persona, donde todas sus capacidades neurológicas y sociales estarán listas para ser potenciadas y que nuestros pequeños estudiantes se conviertan en un adultos brillantes, buenas personas, grandes pensadores o investigadores, grandes artistas o músicos, grandes doctores o ingenieros, etc. Y nosotros, maestras y maestros, siempre seremos el hilo conductor para guiarlos y lleven consigo a lo largo de toda su vida ese botoncito junto al corazón, que es, su infancia y logren ser adultos felices.

 

Andrea Begazo Cáceres

Educadora Musical

Nido Caramelos Arequipa

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